lunes, 12 de diciembre de 2011

Eclipse en Beijing




La naturaleza es un mecanismo perfecto. Todos los engranes de su maquinaria se mueven al son del universo, y permiten, a veces, apreciar los más imponentes espectáculos. Y justo la noche del 10 de diciembre, una noche clara y estrellada, fuimos testigos en Beijing de un eclipse total de luna. 

Comenzó cerca de las ocho de la noche. Para las diez casi toda la superficie lunar estaba en penumbras. La Tierra se había alineado de tal forma que no dejaba pasar ni un pequeño haz de luz. Por varios minutos, el Sol dejó de tocar los cráteres, la arena y las rocas del enorme plato blanco. 

Para algunos, el fenómeno natural causó embeleso. Otros, en su prisa nocturna por llegar a algún lugar, ni siquiera levantaron la mirada. Muchos más ni siquiera se enteraron. 

Pero el eclipse estaba ahí, majestuoso.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Y la nieve llegó





Viernes 2 de diciembre. 7:00 de la mañana.

Los primeros copos de nieve comienzan a caer. Afuera, hasta el viento tiene frío. Lentamente, al ritmo del segundero de un reloj, Beijing queda cubierta con un manto blanco.

Asomarse por la ventana es revelador. De un momento a otro, la rutina les cambia a muchos. Algunos, como yo, sonreímos al ver los fractales de hielo que irrumpen en la monotonía de la ciudad. Otros muestran su cara de fastidio, pues se vislumbra un día difícil: hay que llevar paraguas, abrigarse un poco más, tener cuidado al pisar, evitar mancharse de lodo.

Imagino los titulares por la tarde: “Nevada provoca retrasos en vuelos y cierre de carreteras”, “Primera nevada invernal causa caos en el tránsito”, “Pronostican que continuará el mal tiempo en Beijing”.

Nada importa. La nieve es un relámpago en medio de la noche, que nos regala pinceladas únicas de la capital de China.