martes, 24 de abril de 2012

El renacer de Beijing


En condiciones adversas, nuestra mirada se detiene en detalles en los que antes jamás había reparado.

El clima de la Ciudad de México, de donde provengo, es muy benigno: los inviernos no son muy fríos, y los veranos alcanzan como máximo 33 grados centígrados, por lo que el panorama en cuanto a vegetación no cambia mucho.

Pero en Beijing es muy distinto. Las estaciones están bien marcadas, y de un terrible invierno donde el mercurio llega a veces hasta los 20 grados bajo cero, se pasa a la temporada estival con calor y humedad agobiantes. Por eso, los cambios en la naturaleza son drásticos.

Esto se nota principalmente en el breve periodo de primavera, cuando todo lo muerto y marchito tras cuatro meses de temperaturas bajo cero comienza a renacer, brindando un espectáculo maravilloso.

Durante varias semanas me di a la tarea de fotografiar un árbol cerca de mi casa. Mi cámara fue testigo de los sutiles cambios en sus ramas, que sumados a todos los troncos que comenzaron a despertar, le han dado una fisonomía distinta a la capital de China. 

Les comparto algunas de estas imágenes.