lunes, 4 de junio de 2012

4 de junio: Tian'anmen no se olvida

Hablar de la matanza de estudiantes ocurrida en Tian’anmen en 1989 aún es un tabú en China. La mayoría de mis compañeros de trabajo, cuando menciono por alguna razón el tema, hacen como si no entendieran. Peor aún, alguna vez uno me pidió que bajara la voz, porque es un tema delicado para hablar en una oficina china.

Para muchos jóvenes nacidos en la década de los 90, la masacre de Tian’anmen es un tema prácticamente desconocido. Saben que hubo una “revuelta estudiantil” (como la llama el gobierno chino), y que ésta afectaba la “estabilidad del país”. Pero muchos no saben (o no quieren enterarse) que el ejército acribilló a cientos y cientos de estudiantes desarmados que protestaban y exigían una apertura democrática en el país, gobernado desde 1949 por el Partido Comunista.

Según las cifras oficiales, el saldo de aquel 4 de junio de 1989 fue de sólo 241 muertos (incluidos soldados). Aunque familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos hablan de miles de estudiantes muertos. Así hubiese sido uno, fue un crimen en toda la extensión de la palabra. Pero muchos en China ni se enteran, porque no quieren o porque no los dejan.

Típica respuesta de Google al buscar información sobre Tian'anmen
La información sobre el tema está censurada casi en su totalidad, especialmente en Internet. Si se busca en chino algo relacionado con esa fecha, lo normal es que la pantalla marque un error en la búsqueda. Por eso muchos jóvenes no conocen la famosa foto de aquel valiente joven que se paró, solo, enfrente de un tanque del ejército.
Una de las fotos más famosas de la historia, tomada por Charlie Cole
En otros idiomas, como español o inglés, a veces se puede acceder, a veces no. Depende quizá del humor de los censores.

En las redes sociales como Ren Ren (el Facebook chino) o Sina Weibo (equivalente a Twitter) existen miles de personas vigilando lo que la gente escribe, y si se detecta algo “inadecuado” o “peligroso”, como referencias a la matanza de Tian’anmen o las protestas en el Tíbet, inmediatamente es bloqueado. En respuesta, muchos jóvenes han comenzado a usar un lenguaje cifrado para burlar la censura.

En el sitio de la masacre, la vigilancia es extrema desde hace muchos años. La plaza está rodeada de rejas, y para entrar hay que pasar por alguno de los varios puestos de vigilancia, donde policías miran los rostros y piden a todo el que lleve una bolsa o una mochila que lo pase por la banda de rayos x.

Para entrar a la plaza de Tian'anmen hay que pasar varios filtros de seguridad
Además, hay cámaras de video por doquier y se ha establecido un horario para estar en la plaza: después de las 7 de la noche se prohíbe el acceso a cualquier persona, bajo pena de cárcel. Y en fechas especiales, policías y personal del ejército prohíben tomar video no sólo a los periodistas sino a cualquier civil.

El fantasma de Tian’anmen sigue rondando Beijing, y el gobierno le tiene miedo, especialmente después de las revueltas en el mundo árabe que derrocaron a varios dictadores. El Partido Comunista gobierna China desde hace 63 años, y este 2012 habrá cambio de poderes. Hay nervios y preocupación por posibles protestas que pudieran desestabilizar al régimen. La censura está más fuerte que nunca.

Hace poco un amigo chino que está en México me dijo que admira a los estudiantes del movimiento #yosoy132, que protestan y luchan por sus ideales, que salen a la calle y gritan consignas libremente. Pero esta libertad no fue gratis, costó mucha sangre.

Inevitablemente recordé la matanza estudiantil de 1968, ocurrida en condiciones similares a las de la plaza de Tian’anmen: un gobierno autoritario y represor, un ambiente antidemocrático en el país y un ejército cruel que asesinó a miles de jóvenes en la plaza de Tlatelolco.

La diferencia es que en México, bien que mal, la sangre derramada dejó herencia, y hoy todos los que protestan en las calles gozan de libertad, conquista histórica que se logró con aquel terrible acontecimiento.

Ojalá que en China, algún día, ocurra lo mismo.