Habiendo
tantas cafeterías de barrio con buen café, atención personalizada y mesas aptas
para leer o charlar con un amigo mientras te tomas un expreso sin azúcar, y que
además son negocios familiares en manos nacionales, muchos prefieren dejar su
dinero en la transnacional que tiene su sede en Seattle. En fin. Cada quien sus
gustos.
Starbucks en Beijing / Foto: Juan Carlos Zamora |
El asunto
está en que al llegar a China, hace más de dos años, descubrí que casi no se
toma café. El té es la bebida reina, y el café está relegado a los chinos más
occidentalizados y a los extranjeros. Pero da la casualidad que como este país
es tan grande y tiene tanta gente —1.340 millones de almas, nada más— cualquier
pequeño porcentaje de población se traduce en… ¡miles y miles de personas! Por
eso, las cafeterías comienzan a cobrar importancia aquí, pues cada vez hay más
chinos que viajan al extranjero y adquieren la costumbre —aunque sea por moda—
de tomar café.
La marca abrió su primer establecimiento en China en 1998 / Juan Carlos Zamora |
Y ahí es
donde entra en juego Starbucks, que dio un paso adelante en 1998 y fue uno de
los primeros negocios del ramo del café en llegar a China. Hoy cuenta con casi
400 establecimientos en varias ciudades importantes del dragón mayor, y cada
vez más chinos entran, atraídos no tanto por el olor del café, sino por la
parafernalia arriba descrita. Para muchos jóvenes, café es sinónimo de
Starbucks. Qué mal por ellos. Qué bien por la empresa, que ha sabido imponer su
negocio. Les ha ido tan bien que incluso hay ya clones por todas partes —nada
raro en China, el paraíso de la piratería.
Y desde el
año pasado, la empresa inició su estrategia de servir diferentes variedades de
té chino para captar a más gente. Y lo ha logrado. Ahora muchos jóvenes —los
que marcan la pauta en el consumo de este país— han olvidado las casas de té,
que están pasadas de moda, y acuden a Starbucks, que les vende lo mismo, pero
más caro. Así que no sólo en México se cuecen habas.
PS. Les recomiendo
un texto sobre Starbucks que escribió Eduardo (firma sin apellido) en su blog “Memorias de un barista”. Tanto su escrito como los comentarios valen mucho la pena.
Primo: coincido contigo, resulta para mi incongruente ingresar a este tipo de lugares (nunca he probado un café de Starbucks)y dejar de disfrutar un buen café de olla o americano en un establecimiento que te ofrezca lo escencial para una buena plática.
ResponderEliminarMuy de acuerdo contigo Las bebidas son muy malas y la gente es atraida por la "DECORACION" del lugar que para mi gusto es horrorosa incomoda
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