jueves, 19 de enero de 2012

Starbucks atrae a los “wannabe” de China (y de México también)

La primera vez que tomé un café en un Starbucks de la Ciudad de México me supo a rayos. No entendí en ese entonces —y sigo sin entender— por qué tanta gente acude a los establecimientos de la firma estadounidense para tomar café malo y caro, eso sí, adornado con toda la parafernalia creada por los gringos para hacer atractivo un lugar de este tipo —incluyendo, a veces, alguna chica bonita y sonriente preguntándote si quieres tu capuchino grande o extra grande.

Habiendo tantas cafeterías de barrio con buen café, atención personalizada y mesas aptas para leer o charlar con un amigo mientras te tomas un expreso sin azúcar, y que además son negocios familiares en manos nacionales, muchos prefieren dejar su dinero en la transnacional que tiene su sede en Seattle. En fin. Cada quien sus gustos.

Starbucks en Beijing / Foto: Juan Carlos Zamora

El asunto está en que al llegar a China, hace más de dos años, descubrí que casi no se toma café. El té es la bebida reina, y el café está relegado a los chinos más occidentalizados y a los extranjeros. Pero da la casualidad que como este país es tan grande y tiene tanta gente —1.340 millones de almas, nada más— cualquier pequeño porcentaje de población se traduce en… ¡miles y miles de personas! Por eso, las cafeterías comienzan a cobrar importancia aquí, pues cada vez hay más chinos que viajan al extranjero y adquieren la costumbre —aunque sea por moda— de tomar café.

La marca abrió su primer establecimiento en China en 1998 / Juan Carlos Zamora

Y ahí es donde entra en juego Starbucks, que dio un paso adelante en 1998 y fue uno de los primeros negocios del ramo del café en llegar a China. Hoy cuenta con casi 400 establecimientos en varias ciudades importantes del dragón mayor, y cada vez más chinos entran, atraídos no tanto por el olor del café, sino por la parafernalia arriba descrita. Para muchos jóvenes, café es sinónimo de Starbucks. Qué mal por ellos. Qué bien por la empresa, que ha sabido imponer su negocio. Les ha ido tan bien que incluso hay ya clones por todas partes —nada raro en China, el paraíso de la piratería.

Starbucks pirata en la ciudad de Tangshan / Foto: Juan Carlos Zamora

Y desde el año pasado, la empresa inició su estrategia de servir diferentes variedades de té chino para captar a más gente. Y lo ha logrado. Ahora muchos jóvenes —los que marcan la pauta en el consumo de este país— han olvidado las casas de té, que están pasadas de moda, y acuden a Starbucks, que les vende lo mismo, pero más caro. Así que no sólo en México se cuecen habas.


PS. Les recomiendo un texto sobre Starbucks que escribió Eduardo (firma sin apellido) en su blog “Memorias de un barista”. Tanto su escrito como los comentarios valen mucho la pena.

2 comentarios:

  1. Primo: coincido contigo, resulta para mi incongruente ingresar a este tipo de lugares (nunca he probado un café de Starbucks)y dejar de disfrutar un buen café de olla o americano en un establecimiento que te ofrezca lo escencial para una buena plática.

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  2. Muy de acuerdo contigo Las bebidas son muy malas y la gente es atraida por la "DECORACION" del lugar que para mi gusto es horrorosa incomoda

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