martes, 17 de enero de 2012

China cambia los tallarines por la Big Mac

Hace poco, caminando cerca de la plaza de Tian’anmen, en el centro de Beijing, me encontré con un establecimiento vacío, recién remodelado, y con una gran letra “M” de color amarillo, flamante, aún con plásticos protectores. Se trataba nada menos que de un nuevo restaurante de McDonald's…, sí, uno más en China.

Invasión de McDonald's en Beijing / Foto: Juan Carlos Zamora

El gigantón de Asia se ha convertido en el tercer país con más restaurantes de la marca en el mundo, según informó recientemente el periódico Shanghai Dayli, con 1,400 establecimientos, sólo detrás de Estados Unidos y Japón. Y la meta para el 2012 es que sean dos mil. Cosa muy buena para el payaso Ronald, pero no para los chinos.

El objetivo de la marca es abrir un restaurante por día / Foto: Juan Carlos Zamora

En primer lugar, los restaurantes están invadiendo zonas históricas del país, con arquitectura tradicional. Ahora en construcciones de estilo chino antiguo se puede ver a comensales que no están tomando el té, como uno imaginaría al mirar una estructura de esa naturaleza, sino empacándose una Big Mac. Y créanme, no es nada agradable ver cómo la ola de cadenas occidentales invade lo poco que el gobierno chino no ha destruido en su afán de “modernizar” el país.

Esto me recordó un poco la lucha que sostuvo el famoso pintor oaxaqueño Francisco Toledo hace unos años para evitar que el restaurante de la cajita feliz se instalara en el precioso centro histórico de Oaxaca (ojalá algún intelectual chino levante la voz tambien).

Flamante McDonald's inmerso en un  hutong de Qianmen / Foto: Juan Carlos Zamora

Ya de los problemas que puede generar la comida de Mcdonald’s mejor ni hablamos. Pero si alguien pregunta por qué hay 12 millones de niños obesos y cerca de 200 millones de personas de todas las edades con barriga abultada, no hay que ser demasiado listo para encontrar una de las causas.




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